La calma después del terremoto
Autora: Fausta Ibáñez Ríos
A menudo un sentimiento de inutilidad se apodera de mi ser, en un momento siento que el mundo se derrumba ante mis pies como le sucedió a mi casa, quisiera golpearme tanto hasta sangrar para ver si así reacciono, o morir para terminar con este sufrimiento.
Quisiera que la tierra se abriera y me tragara
En momentos de desesperación sería capaz de arrojarme hacia el vacío, otras veces quisiera aislarme en algún lugar del mundo, con deseos de no volver a ver a un ser humano por el resto de mi vida; he visto la maldad, la crueldad y el egoísmo, la gente no hace nada para terminar con eso, parece que disfrutaran de maltratar al más débil.
Siento coraje hacia mí
Una intensa ola de rabia me domina por sentirme frágil, aunque no me gusta tener esos sentimientos, no puedo dominarlos.
No me expreso bien porque no fui a la escuela, no me doy a entender, a veces siento que no puedo razonar, que soy lenta, que soy tonta, otras veces me da rabia conmigo; hay cosas que pienso y no las digo, creo que no son de importancia o que no serán tomadas en cuenta. En otras ocasiones siento que esas mismas ideas, en boca de otra persona si son apreciadas y hasta las resaltan, siento coraje por no arriesgarme a expresar esas ideas y guardarlas.
Calma y olvido
Estos pensamientos son tan fugaces como el relámpago en el cielo, al siguiente instante pareciera resuelvo lo que me producen, ya que vienen los que reconfortan mi corazón y mi vida, una vez pasado el reburujeo de mi pensamiento llega la calma, para después pasar al olvido, y una sonrisa asoma por mis labios.
Después del sismo
Desde de llegar al Istmo he recorrido las calles, las cifras de las casas derrumbadas me ha causado impacto, la sensación que me queda de algunas comunidades, es que hay abandono, en Juchitán me tocó ver perros lastimados y con sarna a merced de que alguien se apiade de ellos, también observé personas que luchan por reconstruir su vida y la de su pueblo, otras a la espera que otro venga en su auxilio.
Me ha tocado escuchar experiencias como la de Doña Argelia, oriunda de Ixhuatán y he observado que a los ciudadanos del istmo, no sólo es la experiencia dejada por el sismo del 07 de septiembre la que les ha venido a trastocar su vida anímica, ella solo se ha sumado a los conflictos que su alma trae consigo, lo que no han tomado en cuenta a lo largo de su vida.
A lo largo de la historia humana ha habido fuertes quiebres, en los cuales los sujetos hemos sido capaces de darle un giro a nuestra historia, este puede ser uno de ellos, el cual nos pueda permitir ser mejores individuos.
Si eres un profesional de la vida del alma y no has acudido en auxilio de las personas afectadas por los sismos recientes y deseas hacerlo, te podemos compartir el conocimiento que hemos encontrado. Acércate a la Brigada, quien dice ¿Psi?
Únete a la brigada convocada por el INEIP, quien dice ¿Psi?
Nota publicada el 11 de octubre de 2017