Lo hermoso de lo femenino y la envidia infantil

Autor: Alejandro José Ortiz Sampablo

Desde nuestra llegada, hemos recorrido calles de Ixhuatan, Reforma de Pineda, Juchitán de Zaragoza, Unión Hidalgo, pero es en Ixtaltepec donde hemos permanecido más tiempo, con el cometido de organizar la llegada de nuestros colegas de la Brigada. Nos dio alojamiento Giselle, una Joven comprometida en la organización para apoyar a su pueblo  y a otras comunidades afectadas por la fuerza de la naturaleza.

Conocimos a la tía Rosalit quien desde la noche del 07 de septiembre, ofreció el patio de su casa para instalar una cocina y preparar alimentos a sus vecinos, que en ese momento habían perdido todo, fue así como inició el albergue vecinal y comedor comunitario Naa Carlota.

Los días en el Istmo

Nuestros días transcurren entre la organización de la brigada, la escucha de pacientes, charlas de estabilización improvisadas en nuestros encuentros; ya sea en el recorrido de las calles, los albergues, al descargar un camión, al sembrar un huerto de traspatio o en la hora de la comida.

Es en el albergue donde he conocido a dos divinas hermanas, niñas de 7 y 5 años de edad. Cuando me dispuse a realizar el aseo del espacio que nos proporcionó Doña Rosalit para trabajar y descansar, ellas se acercaron e inventamos un juego, de esos que les encanta a los niños, por supuesto era de competencia. Se trataba de quien es más rápido al barrer, por supuesto ellas ganaron. Salieron victoriosas y alegres las dos hermanas.

Ella tiene piojos

Al día siguiente jugamos con ellas al chef y sus cómplices para idear el desayuno. Después de comer, se acercaron a mi colega y a mí para invitarnos a dibujar, les dije en tono de juego: me voy a demorar un poco más porque soy artista. Por un momento se alejó la hermana mayor, la más pequeña se acercó y me dijo, ya no juegues con mi hermana porque ella tiene piojos, me llevé los dedos a la cabeza como intentando atrapar uno, hice la mímica que lo había conseguido y lo coloqué en la cabellera negra de la niña. Ya podemos seguir jugando porque ahora seremos tres piojosos felices -le dije- y ella se empezó a reír.

Lo propio de los niños

La envidia y el egoísmo es propio de la vida infantil, es menester de los padres y encargados de la crianza transmitir a los niños los beneficios de renunciar un poco a ello, no solo con llamadas de atención y palabras de severidad, también puede ser al escucharlos sin sancionar sus actitudes y comportamiento, intentando descubrir lo que en su vida interna acontece.

Inventar el juego

El juego es una herramienta adecuada para transmitir valores a niños y niñas, ¿Por qué no? servirse de eso propio infantil para involucrar a los hijos en las actividades del hogar e inventar un juego en cada una de ellas. Esto puede ser posible si los padres tienen una disposición a convertir cada actividad del día en una aventura, y no solo un deber ser.

Si eres padre o madre y te provoca conflicto el educar a tu hijo o no sabes que hacer, acude con un psicoanalista.

Sí desea apoyar a las personas afectadas por los sismos recientes y deseas hacerlo. Acércate a la Brigada, quien dice ¿Psi?

Nota publicada el 14 de octubre de 2017

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