Naila está de luto
Autora: Yatsiris Gómez Cabrera
Me siento halagada y feliz al recibir el premio estatal de la juventud Oaxaqueña. Cuando tomé la llamada telefónica que me daría la noticia del premio, mi primera reacción fue de sorpresa, por un momento pensé que pudieron haberse equivocado, pues como yo, muchas personas han organizado el trabajo con otros y movilizado los recursos a su alcance incluso más allá de lo que consideraban posible, para ayudar a su comunidad.
En el momento del terremoto, era la única que me encontraba dentro de la casa, la puerta de mi habitación se atascó por lo que no pude salir de inmediato, cuando por fin lo logré, pude encontrarme en el patio con mi familia. Mi madre preocupada por los vecinos, me envió con mi hermano a ver como se encontraban, al salir, pude observar algunas casas caídas.
Más tarde logré comunicarme con mi hermana que estudia en la ciudad de Oaxaca, sólo pude hacerlo con mensajes de texto, en uno de ellos le dije: pide ayuda, dos días después vi en un video como salió con sus compañeros de escuela al zócalo, me conmovió una frase escrita en una pancarta, que decía, Naila está de luto.
Al día siguiente del temblor recorrí el centro de Ixtaltepec, pude darme cuenta de la magnitud de la destrucción. Tuve miedo y me pregunté: ¿Después que sigue?, ya que no dejó de temblar. Mi preocupación fue desde el inicio por la falta de agua, principalmente pensé en los niños. Decidí salir a las calles a grabar videos para subirlos a Facebook y solicitar ayuda, la respuesta de personas de diferentes partes del país y del mundo que querían ayudarnos, fue inmediata. Empecé a recibir la ayuda y a entregarla en los días que siguieron.
La réplica del día 23 me devastó a tal punto que al día siguiente no quise levantarme, permanecí inmóvil, me abrumaba el miedo ante la espera de la siguiente réplica, fue hasta el atardecer que me dije: no puedo seguir así y decidí continuar la tarea que había iniciado. Esta labor me permitía no entregarme a ese miedo y pensamientos, valoré que al ayudar a otras personas también me ayudaba a mí, pues veía sus rostros de esperanza al recibir la ayuda, esperanza de la cual me contagiaba y mitigaba mi angustia.
Con el terremoto nos quedamos sin techo donde resguardarnos, sin energía eléctrica, sin redes de comunicación, algunas personas perdieron a sus seres queridos, su trabajo; escaseó el agua y la comida.
Empezaron a llegar las despensas, pero no teníamos verduras y vegetales, lo que me pareció inaudito ya que tenemos todas las condiciones para producirlos, esto me llevo a iniciar el proyecto de huertos de traspatio.
Al recibir este premio, quiero agradecer a todas las personas que fueron sensibles al escuchar y responder al llamado de auxilio de Ixtaltepec, del que fui portavoz, pues su apoyo ha sido determinante para que nuestra comunidad siga de pie.
Quiero decirle a los jóvenes, que las adversidades nos permiten descubrir de lo que somos capaces, los invito a no esperar una adversidad en la vida para que tomemos conciencia de lo que podemos hacer por el bien de nosotros mismos y nuestros semejantes.
Agradezco la distinción que me hacen y deseo que esto sea el principio de una nueva forma de relacionarnos con nuestro entorno y con nosotros mismos.
Nota publicada el 06 de noviembre de 2017