Aldo y su papalote

Autor: Alejandro José Ortiz Sampablo

Cuando pasa el tiempo y creemos que hemos crecido, perdemos poco a poco la picardía infantil, la ingenuidad de divertimos de casi todo. Ayer por la tarde en el taller infantil Vuela tu papalote, conocí a Aldo, un chico de apenas ocho años de edad.

El taller

El taller lo organizo Yatsiris en conjunto con Médicos sin fronteras, la cita fue a las dos de la tarde en la calle 13 de septiembre, Asunción Ixtaltepec. Llegue un poco atrasado al taller, ya que me entretuve con el albañil y el arquitecto quienes habían llegado para realizar la última evaluación de la casa de Doña Rosalith, antes de iniciar las reparaciones de los daños que le provocó el sismo del siete de septiembre, el porche de la casa está en perfectas condiciones es donde se llevó a cabo el taller, y donde tenemos instalado el Centro atención psicoanalítica Ná Carlota

Cuando me incorporé al taller, Aldo ya había iniciado la construcción de algo que aún no conocía, cuando me dijo esto me sorprendió mucho, pues algo característico de esta región son sus vientos, ideales para echar a volar un papalote, pensé.

La invitación era para padres e hijos, a Aldo lo vino a dejar su hermano, no tenía quien lo acompañara a esta nueva aventura, así que me tocó ser su acompañante. El taller lo impartió la señorita Marbella Gutiérrez Cruz, quien llegó por parte de Médicos sin fronteras, quienes ya cierran sus actividades en esta región después del sismo.

El papalote

La construcción de nuestro papalote fue la excusa perfecta para que mi nuevo amigo hablara, sonriera y debatiera. Él se describió como un chico de casa, dijo: casi no salgo a la calle, comentó que siempre perdía el juego de la apuesta de la Jumbo, él estaba preocupado por que observó que los demás niños estaban a punto de terminar su cometa, lo tranquilicé diciéndole que no era importante ser el primero, sino que volara y que fuera un papalote especial, así que teníamos que usar el ingenio para que lograrlo.

 

Lo que se pierde por el tedio

Los padres en ocasiones quedamos absortos con nuestras actividades de adultos, dejamos de lado la convivencia con los hijos, por el tedio o porque simplemente ya no se permiten disfrutar de las cosas simples de la vida.

El eslogan del taller era Asiste en familia y suelta tus miedos, nuestro papalote quedo hermoso, negro con mechones de colores y dos globos que Aldo insistió que le pusiéramos, lo mejor de todo fue que voló, no creo que con él se soltaran los miedos del pequeño, lo que vi fue su carita de felicidad al ver logrado su papalote en el aire.

Hay momentos que definitivamente como padres perdemos y jamás recuperamos, a veces esa reflexión llega demasiado tarde, ya sea porque los hijos han crecido, se han entregado a algún vicio o ya no están más.

Los adultos le damos demasiado valor al tiempo, dinero y esfuerzo, y nos perdemos lo más importante, VIVIR y compartir el tiempo con nuestros hijos.

Siempre se puede construir una nueva relación con los hijos, hazte escuchar por un psicoanalista.

Informes: 951 244 70 6 / 951 285 39 21

Nota publicada el 18 de noviembre de 2017

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