Instancia psíquica. Un concepto para pensar - Novena parte
Autor: Alejandro José Ortiz Sampablo
Lo dicho en la parte final de la nota que antecede echa por tierra premisas de varias psicoterapias actuales, donde el terapeuta admite sin un profundo examen crítico la creencia del paciente.
En el caso del paciente es comprensible que carezca de todo conocimiento científico de las leyes y fuerzas que operan en su malestar y que atribuya la causa de este a lo que son meros agentes provocadores. Cuando un paciente llega a nuestra consulta es porque como se dice popularmente, “el destino lo ha alcanzado”.
Por una parte, sabemos que su estado actual es el efecto retardado de una larga permanencia del afecto que una vez sobrevino a causa de una contingencia (acontecimiento), o una cadena de ellas. Así mismo, la determinación hereditaria cobra gran relevancia en el advenimiento del padecer, pero ello requiere una explicación más extensa, que iremos esclareciendo en el camino, pues en la actualidad muchas veces con mencionar que la causa es por factores hereditarios se sale del paso para explicar la etiología de la enfermedad. Vale mencionar, por el momento, que en dichos factores hereditarios hemos de tomar en cuenta lo genético, sin embargo, en lo que a nuestro campo corresponde, es la manera en la que se constituye la tercera instancia psíquica, el Superyó.
La ignorancia del terapeuta, una tendencia actual
Haber mencionado que lo dicho por el paciente estará falseado puede y se ha malinterpretado, pues existen terapeutas que cometen el error de homologar dicho fenómeno con la mentira. Es decir, que el paciente miente, por lo tanto, se debe dudar de todo lo que diga, en el mejor de los casos; pues he sabido de psicólogos que abordan lo que acontece a su paciente como, “chismecito”, declarado así por ellos. En las plataformas digitales hay pruebas de lo anterior. Este tipo de terapeutas al parecer, al igual que los pacientes, carecen de toda idea científica de la vida psíquica, así como del método para conocerla.
Como lo mencioné, parte de lo dicho hasta aquí es extraído de un texto de Sigmund Freud de 1896, para ese entonces el creador del Psicoanálisis estaba a varios años de formalizar lo que sería la personalidad psíquica y sus tres instancias, sin embargo, cuando menciona que lo falseado en el dicho del paciente está determinado por aquellos factores que suelen encubrir el discernimiento de su propio estado patológico, se refiere al comercio —psíquico— de las representaciones y afectos que acontecen en las instancias de la personalidad psíquica.
Quien habla en el dispositivo clínico –por voz del paciente– en términos psicoanalíticos, es en realidad el Yo, una entidad psíquica que es negociadora, y decide a qué le da cauce: si a las fuerzas pulsionales provenientes de su interior —tendencia— o a las leyes a las que obedece el mundo externo. Si el Yo obedece al principio de placer-displacer, ¿qué pueden suponer que le impondrá? Si su tendencia en el transcurso de su vida se ha dirigido por el mencionado principio, ¿tendrá conciencia de eso o acaso le será denegado?
Continuará el próximo sábado…
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Nota publicada el sábado 09 de noviembre de 2024