A río revuelto, ganancia de pescadores
Autora: Fausta Ibáñez Ríos
Vivimos una situación de inseguridad constante y alarmante en nuestro País, en todos los sentidos; después de los sismos queda una sensación de angustia. Lo que se ha construido en mucho tiempo, puede perderse ante un desastre ocasionado por los fenómenos de la naturaleza. En nuestra experiencia y la infinidad de circunstancias vividas, podemos observar como somos partícipes de algún modo en lo que nos acontece.
Los buenos cimientos y materiales
De lo que tienen que estar hechas las viviendas, pueden compararse con los cimientos de una personalidad.
¿Cuantas construcciones y cuantas personas estamos preparados para enfrentar estas adversidades?
Al rentar o comprar una casa nos hacemos preguntas, muchas veces se antepone que el lugar se adapte a nuestro presupuesto, se privilegia lo más económico, lo más bonito, lo más practico en lugar de lo más seguro, como las condiciones de la construcción.
¿Por qué algunas construcciones han resistido los sismos y otras no, aun siendo contiguas?
Nosotros necesitamos del planeta él no nos necesita
Sabemos que la fuerza de la naturaleza no la podemos controlar, pero si podemos respetar y cuidar el planeta, cada uno puede hacer lo que le corresponde, pero eventualmente lo ignoramos. En lo que a las construcciones de las casas se refiere, con un poco más de esfuerzo económico podríamos hacerlas más resistentes, y en cuanto a la inseguridad social de igual modo, realizando algunas renuncias narcisistas lograríamos fortalecer las relaciones con nuestros congéneres.
¿Dónde están los buenos cimientos? ¿Que estamos haciendo? ¿Por qué se dice que vivimos en una civilización?
Lo que se muestra de manera fehaciente es la endeblez del espíritu y fragilidad humana, al mismo tiempo la omnipotencia, la apatía, la falta de consideración hacia el otro. En la lucha por la supervivencia algunos sujetos privilegian el egoísmo y el propio beneficio.
Los héroes anónimos
Existen mexicanos muy solidarios que son capaces de desprenderse de su tiempo y objetos materiales para dárselos a otro, inclusive inspiran a algunos más que salgan de su zona de confort para unirse a ellos, son grandes héroes que viven de manera anónima entre nosotros.
Sin embargo, están aquellos que aprovechan las situaciones de desastre para el beneficio propio, roban al vecino en desgracia, lo extorsionan, lo secuestran, lo explotan aprovechándose de su necesidad.
Es necesario que todos nos sumemos a la causa no solo para apoyar a todos los afectados, también hay que ser vigilantes que esos apoyos lleguen a su destino.
Los invito a tomar conciencia para hacer posible vivir bien, no tenemos por qué abusar de la bondad, ingenuidad, ignorancia o vulnerabilidad de los otros.
Busquemos y construyamos nuevas formas de lazos sociales en beneficio de nuestra seguridad y bienestar, incluyendo la de los demás.
Recuerda que es poco el tiempo que vivimos y al final nada nos llevamos, lo que se queda es nuestro nombre y el legado que dejamos en algunas personas.
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Nota publicada el 23 de septiembre de 2017