El último encuentro

Autor: Alejandro José Ortiz Sampablo

Esta semana se cumplieron nueve meses del sismo de magnitud de 8.2 que tuvo como epicentro las cercanías de Pijijiapan, en el estado de Chiapas, el cual dejó prácticamente en ruinas varias entidades del Istmo.

En materia de reconstrucción falta mucho por hacer. Por otro lado se sigue descuidando aquello que nos acompaña en cada instante de la vida, que es nuestra vida psíquica.

El último encuentro

El martes pasado tuvimos un encuentro con padres de familia de la Escuela Primaria Año de Juárez, en la Séptima sección de Juchitán. El profesor Raquel Matus Montaño (Director de la escuela) preocupado por unos alumnos que plantean atraso escolar y otros problemas nos realizó la invitación.

La escuela aún no cuenta con energía eléctrica y las aulas son provisionales. La reunión se llevó a cabo bajo la sombra de un árbol, lo que me llevó a iniciar con las exigencias que como padres les realizan a sus hijos, siendo ellos mismos quienes muchas veces caen en las mismas faltas.

Lo que olvidamos

El tiempo que duró la charla estuvieron atentos, les pregunté qué tan presente tiene su alma o vida psíquica, si recordaban la época en que ellos fueron niños,  los problemas que afrontaron en el mundo que estaban descubriendo. Respondieron que si. Luego entonces, les pregunté si también recordaban eso cuando regañaban a su hija o hijo, o cuando emiten el juicio “tengo un hijo problema”. O si sólo se dejan llevar por la herida narcisista o el enojo.

Por lo general los sujetos en el empuje de la cotidianidad no toman conciencia  de esa vida interna, inclusive muchas veces llegan a descalificarla o a considerarla de poco valor.

El problema de las etiquetas

Les comenté que hijo o niño problema es una manera de descalificar esa vida interna, ya que esas conductas son sólo la exteriorización de la dinámica y economía de la vida psíquica. Los invité a evitar en lo posible etiquetar y comparar a sus hijos; además de no resolver nada con ello, se promueve la segregación y discriminación,  estados de ánimo depresivos y agresivos en el pequeño, entre otros.

Hacer comunidad

Por otro lado los invitamos a hacer comunidad, es decir a tomar en nuestras manos la resolución de nuestros problemas y hacernos cargo de mejorar el futuro de nuestros niños, no verlo como algo ajeno y lejano.

Si queremos lograr un cambio en el desgaste del tejido social tenemos que perder la postura infantil de primero yo y después yo, así como la cobardía moral de querer evitar cualquier molestia que implica vivir en sociedad.

Es decir, hicimos la invitación en vivo a dejar de ser cobardes morales.

Te invitamos a unirte a: Red en pro del cuidado de la vida psíquica. Todos somos ciudadanos del mundo.

Si quieres saber más llama a los teléfonos: 951 244 70 06 / 951 285 39 21 un psicoanalista te responderá.

Nota publicada el 09 de junio de 2018

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