Herejía - Segunda parte de tres

Autor: Alejandro José Ortiz Sampablo

En la nota anterior de esta serie, mencioné el encuentro que tuve con un hombre que, con cierta desfachatez, me dijo que Freud había sido rebasado en varias de sus teorías, y que incluso no curó a ninguno de sus pacientes.

Mi encuentro con la teoría de la pulsión

Recordé la época en la que me entregué al estudio de los textos freudianos, y algo que me provocó asombro, en ese entonces, fue descubrir que, entre 1914 y 1915, fue el tiempo en que más escribió el creador del psicoanálisis, además de que formalizó conceptos fundamentales para la explicación de la vida anímica. Para verificar lo dicho, pueden consultar el tomo XIV de las Obras completas de Sigmund Freud de Amorrortu Editores. En el momento que aquel hombre se atrevió a decir esas palabras, intenté imaginar su día a día. Me pregunté, si acaso tendría un ritmo de trabajo, de investigación, similar al que tuvo aquel hombre de la época victoriana, pues considero que solo así, en mi caso, me atrevería a expresarme de tal manera.

A decir verdad, me atreví a deducir que lejos estaba aquel hombre de tener tal ritmo de trabajo. Y les menciono por qué deduje eso. Cuando adquieres un compromiso con un campo del saber y lo ejecutas, pronto dimensionas las implicaciones que tiene tal entrega, y algo que puede esperarse de una persona que le acontece lo mencionado, es adquirir cierto respeto por quien lo antecedió, por lo que, al expresarse de ese otro o de esos otros lo haría con prudencia. Por otro lado, quienes nos dedicamos al psicoanálisis, pronto tomamos consciencia de lo que nos implicará realizar el recorrido de formarnos como psicoanalistas.

Así mismo, como lo mencioné, al haber trabajado el texto “Pulsiones y destinos de pulsión”, como lo realicé, sabía que esas palabras de descalificación no procedían de un trabajo de estudio y de investigación. Para que ustedes queridos lectores tengan una dimensión justa de lo que digo, y puedan imaginar el saber teórico que se encuentra condensado en el texto mencionado, les compartiré lo siguiente:

Como se construye una ciencia

Freud acude a otros campos del saber para elucidar lo que es la pulsión y sus destinos, como lo son, la fisiología —en específico aquello que tiene que ver con el concepto de estímulo y del arco reflejo—, la biología —pues Freud se verá obligado a establecer la relación entre lo anímico y somático, además de que deberá definir cuántos grupos de pulsiones hay— y la física —en particular lo referente a las leyes del movimiento, energía, fuerza y materia—. Cuando pasa a definir los destinos de pulsión, el creador del psicoanálisis se vale de conocimientos del campo del derecho, así como de la gramática, pues deberá explicar a que se refiere lo activo y pasivo en la pulsión.

Por otro lado —y de paso un tip—, si desean tener una versión resumida y clara de cómo se construye una ciencia, pueden acudir a la primera página de “Pulsiones y destinos de pulsión”, pues aquí hallaremos el método con el que Freud forja dicho concepto. Con lo dicho, podrán dimensionar el enorme trabajo que contiene ese texto, y del porqué me reí irónicamente cuando le dije a ese hombre, que, cuando lo quisiera, nos sentábamos a estudiarlo.

Por otro lado, está el otro campo del psicoanálisis, su terapéutica, la cual para quien ejecuta la técnica psicoanalítica, se percatará prontamente que sólo a partir del ejercicio constante y permanente, y después de atender a muchos pacientes, se puede lograr adquirir la experiencia para aplicar el método de investigación, el cual le brinda al ejecutante el conocimiento necesario para teorizar lo encontrado, de múltiples constelaciones psíquicas.

Continuará el próximo sábado…

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Nota publicada el sábado 13 de julio de 2024

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